6.05.2007

LIBERTAD DE EXPRESION

Está muy de moda por estas fechas la palabrita. ¡Libertad de expresión! gritan todos los estudiantes que asisten a las marchas que pasean y alborotan nuestra ciudad por estos días, quien sabe si conscientes de la responsabilidad que tienen como ciudadanos en este momento histórico, o más porque encuentran en las manifestaciones un lugar de encuentro más económico que una sitio nocturno, donde puedes conocer gente, mirar y dejarte mirar con tu franelita de RCTV anudada en la cintura para enseñar el ombliguito, (como escuché decir a alguien por ahí), o como la mejor excusa para jubilarse de clases, gastando máximo lo que inviertes en un helado, una gorra de RCTV y dos botellitas de agua mineral.

Habrá de todo, no negamos que poco a poco se harán conscientes del compromiso que están asumiendo y este tendrá más peso que el paveo del que los acusan los oficialistas, aunque estoy segura de que, en los morrales permanecerán los paraguas para resguardar los cabellos secados durante los aguaceros de esta época.

En todo caso, el tema de la libertad de expresión es algo que pesa mucho y que probablemente en algunos casos se ve más amenazado por nuestra sociedad moralista de lo que creemos.

Más de uno se escandalizaría si ve un par de hombres tomados de la mano mientras camina por las calles del centro de Caracas. Mientras aceptamos, alcahueteamos y celebramos al tío que tiene dos mujeres, y dos familias en vidas paralelas. Probablemente esta pareja de homosexuales es más seria y estable que cualquiera de las que los demás (tan apegados a la norma) integramos.

Bien dicen algunos por allí que mi libertad termina cuando comienza la del otro. Y estamos bastante lejos de ser una sociedad de avanzada, aunque quieran hacérnoslo creer. Primero que nada porque vivimos, respiramos y habitamos en la intolerancia. Y con esto no queremos hacernos eco de opiniones de tantos estudiosos que discursean acerca de esta sociedad dividida en dos toletes.

Somos intolerantes, a nuestra manera, chalequeadora, echadora de broma, bastante pesada en muchas ocasiones, con los que son diferentes, con las situaciones que representan cambios a lo que normalmente estamos acostumbrados. Con los que se atreven a creer en si mismos y a ser auténticos, a pesar de no entrar en los cánones estrechos a los que estamos tan acostumbrados. Por eso hacemos como si la gordita que intenta a toda costa ser simpática, o el grupito de chicos tímidos que estudian mucho, no existieran. Ignoramos a los que no son iguales a lo que esperamos, y que por lo tanto no pertenecen al grupete en el que nos movemos. Y se aplica lo mismo a esos también, a los que pertenecen a ghettos de autoafirmación de las diferencias, a los alternativosneopunkhippies que andan por ahí, cerrados en si mismos y negando la existencia de los demás.

Nos escandaliza presenciar que una pareja se besa con ganas y con bastante lengua, en una esquina de Chacao, en una clara expresión del afecto, o las ganas que se tienen, en resguardo de nuestra moral y las buenas costumbres. Mientras con envidia sana admiramos la súper Hummer que atraviesa esa misma calle, conducida por este conocido que casi salió de la indigencia hace un año y medio, cuando se conectó bien y empezó a hacer sus negocitos por ahí. Como legitimando las cosas materiales que se obtienen por ser más avispados que los demás, en vez de celebrar las que se logran con esfuerzo.

Entonces, no limitemos el tema que ocupa nuestras conversaciones con la pareja, el señor de la panadería, o la vecina viejita que nos encontramos en el ascensor a un hecho que simboliza para algunos la muerte de la libertad de expresión en Venezuela, o la falta que nos hace la novela del mediodía. Revisémonos más bien nosotros mismos, y en vez de circunscribir el tema de la tolerancia a lo político, pensemos en que tan tolerantes somos en nuestro día a día y en si nos atrevemos a ser libres de verdad, en cada uno de los actos de la vida cotidiana.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"No hemos visto sino lo que nos han dejado ver; no hemos hecho sino lo que nos han dejado hacer" Morocho, 1990.

9:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola... primero no es reproche si no que espero que lo comentado lo hayas prescenciado y no que haya sido vivencia de conocidos...tienes razon en el faranduleo de algunas personas pero generalizar no es conveniente... hay panas como yo que se han y se seguiran partiendo las nalgas para socabar ese descaro de corrupcion y esa ley de "el mas fuerte es el que hace y deshace" ... "guarimbero" si lo soy porque creo en las acciones y no en las palabras, ni discursos que en el interior tienen inseguridad.
La politica envenena asi lo veo y por lo que vivo cada dia me convenzo mas de que es eso veneno... lo mas probable es que aqui en vnzla a la politica la convirtieron en en un mal para la sociedad y espero que la cambien porque o si no seremos una segunda Somalia...

Saludos!
Oxiris

11:13 p. m.  

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