2.28.2007

MI TIO EL DETECTIVE

- ¡Amiga, estoy en crisis!
- ¿Qué pasó friend? No puedo hablar ahorita, pero dime.
- Amiga, mi esposo nada de nada
- ¿Cómo que nada de nada? Si él te adora, es tan bello y tan perfecto!. Además, apenas tienen seis meses de casados… explícate mejor.
- Amiga, nada de nada. No me toca, no me mira, ¡no me NADA!
- ¡Friend, no lo puedo creer!
- ¿Será porque engordé medio kilo? La comedera de la luna de miel fue mucha.
- No creo amiga, ¿estás yendo al gimnasio?
- ¡Claaro! Pancho, el instructor dice que a este paso, la semana que viene ya se me vuelven a notar los cuadritos
- ¿Estás entrenando con Pancho? Él es buenísimo. A mi me sacó nalgas de donde no las tenía.
- Si, es un dictador, pero sabe su cosa.
- A qué hora estás yendo, para cuadrar y entonces ir juntas.
- A las seis de la mañana, como ahora soy una mujer casada, tengo que estar temprano en mi casa.
- Mira cuéntame, ¿pero que es lo que pasa?
- Chama que desde la luna de miel nada de nada.
- Tampoco fue que la luna de miel fue apoteósica
- Es verdad amiga. La pasé muy bien porque paseamos mucho y conocí muchos lugares que yo nada que ver, pero tampoco fue que hubo mucha actividad… hasta se me quedaron tres de los conjunticos que me regalaron en la despedida de soltera, sin estrenar.
- Amiga, estás grave entonces…
- Si, estoy preocupada. ¿Será mi culpa? ¿Será que ya tiene otra?
- ¿Tú crees? ¿Lo has notado en algo raro?
- Para nada. De verdad que su comportamiento es ejemplar.
- Entonces es que tiene su jujú de día.
- ¿Será amiga?
- Claro, hay mujeres que saben que los tipos son casados y no les importa. Se ven de día y ya, las bichitas ni aparecen ni molestan después de su hora.
- ¿Tú crees que me esté montando cachos? Mira que por eso te llamo, como tú eres sicóloga debes saber esas cosas.
- Bueno, como sicóloga te confieso que me parece raro. Los hombres adúlteros tienen aún más actividad sexual con las esposas… como por remordimiento.
- Entonces, ¿qué hago?
- ¿Has tomado la iniciativa? ¿Has intentado seducirlo?
- ¡Claaro!, me la paso en eso. Le desfilo con ropitas provocativas, le meto mano… y ¡Nada!
- Bueno amiguita pero no llores, ya le encontraremos solución a esto.
- Si lloro amiga, porque me casé con el hombre perfecto, pero que nada que ver.
- ¿Pero él te ha dicho que no te quiere o algo así? ¿Están peleando mucho?
- No amiga, nos las llevamos súper bien. Tú sabes que él tiene un carácter divino y muy llevadero. Claro, hasta que le toco el tema, que se pone como un ogro.
- ¿Qué explicación te da?
- Pues que está cansado, que tenemos que asumir nuestras nuevas responsabilidades, que todo en la vida no es eso… hasta me ha hecho pensar que soy ninfómana.
- Para nada amiga, tu deseo sexual es normal. El anormal es él. ¿Le has sugerido que busque ayuda?
- La única vez que lo hice, casi me pega. Dijo que él no estaba loco, que los locos son los que van a terapias y que él no se iba a prestar a mis jueguitos de niñita malcriada.
- Lo que me cuentas es muy serio amiga.
- Lo sé, yo me siento fatal. Pues yo no me casé para esto. Yo creía que le gustaba, y él dice que me ama. La verdad, hasta estoy pensando en montarle un detective.
- Eso es un poco bajo amiga, pero entiendo tu desesperación.
- ¡Es que prefiero saber! Esta angustia no me deja vivir.
- Claro, pero tienes que estar segura. No le vayas a echar la culpa después al detective de lo que encuentre.
- No chica, como se te ocurre.
- Se han visto casos
- Pero prefiero saber. Dame el teléfono de tu tío el detective.
- Bueno, te lo doy, pero piénsalo bien. ¿Tienes para anotar?
- Si
- Se llama Ramón Ojeda. Es un poco caro. ¿Tú tienes plata para eso?
- Unos ahorritos.
- ¿Y los vas a gastar en eso?
- Es una inversión amiga… para estar tranquila.
- Bueno, anota el teléfono. Dile que llamas de parte mía.
CUATRO MESES DESPUÉS
- Buenos días, ¿cómo le va? Habla Ramón Ojeda.
- ¡Buenos días señor Ramón! ¿Me tiene noticias?
- Si señora. Al fin le tengo noticias, y creo que no van a gustarle.
- No me importa señor Ramón. Dígame.
- Vamos a reunirnos para mostrarle las pruebas. Ha sido un trabajo largo y difícil, su esposo es muy discreto.
- Adelánteme algo, ¡me muero de la angustia señor Ramón!
- Bueno señorita, las pruebas que voy a enseñarle son efectivamente de su esposo con otra persona
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! (ROMPE A LLORAR). ¿Quién es ella? ¿Cómo es?
- Es que no es ella… es él. Su esposo mantiene una relación con otro hombre…

1 Comments:

Blogger Lemur Insurgente said...

Vagando por ahi me he encontrado tu blog y lei este escrito...es bueno, sencillo pero ameno!

8:14 a. m.  

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