7.10.2006

PORTÁTIL

Día de los enamorados. Otra fecha más para demostrar nuestro amor con cenas, flores, dulces y momentos que inviten al placer. Excusa apropiada para visitar hoteles y tienditas donde comprar regalos divertidos y picantes. Estos lugares, discretos (o escondidos la mayoría de las veces), ofrecen muchas alternativas que cualquier dependiente sabrá explicar con mucha diligencia: aceite caliente para masajes, con sabores tan pintorescos como cambur con patilla, ropa interior comestible nuevamente con sabor a chocolate o crema, ungüentos retardantes, estimulantes, lubrificantes, y cualquier cosa que logre el efecto de un rompecolchón envasado y etiquetado.

Lo más interesante, para l@s solitari@s o emparejados, son los juguetitos vibratorios, presentados en colores y modelos tan vibrantes y coquetos, que dejarían patidifusa a cualquier tienda Sanrio: fucsias, azul eléctricos, transparentes, suaves, rígidos, largos y cortos. Con inscripciones en los también coloridos empaques, tan llamativas como: Baterías recargables!!, Resistente al Agua!!, Portátil!!. Como una especie de invitación a que usted los lleve en su cartera o bolsillo al lado del celular, el bolígrafo o la pintura de labios, para utilizarlos en cualquier momento de ocio, aunque esté lloviendo o relampagueando…

En cualquier caso, en el transporte público su uso no sería muy recomendable. En las colas de banco, Mercal, o en nuestro Metro de Caracas, tampoco. Quizás en alguna aburrida clase o reunión de oficina. Se nos ocurre que si podrían amenizar colas tan largas, como las vespertinas que regresan a casa a l@s habitantes de Guarenas, Los Teques, o el Sureste de Caracas. Y, lo interesante, no serían tanto las diferentes velocidades de placer vibratorio que otorga el juguetito, sino el frenazo del chofer del Metrobus, la señora encopetada que mira con envidia, o la cara de aquél muchacho del Fiat Uno que repentinamente deja de cantar esa canción puyúa de The Rasmus, al darse cuenta de cuán distraid@ y feliz va usted en esa cola.