7.10.2006

PARA SER MÁS ELEGANTE

Si bien el miedo es la emoción más antigua de nuestra especie, el asco es la más elaborada y la que denota más civilización. Asociado a la contaminación, desde la Edad Media se matrimonió con la culpa cristiana en una larga unión que perdura hasta nuestros tiempos, y es una fuerte influencia en nuestra manera de percibir la sexualidad.

Si nos ponemos freudianos, el asco funcionaría como una barrera que regula nuestros deseos inconscientes y hasta como un mecanismo de control social, pues las normas del decoro y la buena educación son las que determinan en qué condiciones y bajo qué circunstancias ese muro imaginario puede traspasarse.

En cualquier caso, el asco siempre denota finura. Y en nuestra sociedad, tan democrática e igualitaria, es lo único que nos separa de aquellos a quienes “por principio constitucional” no podemos discriminar. Es así como, los buenos modales y la elevada educación deben ir siempre acompañados de asco. Asco a todo, a la delgada película pegajosa que cubre los aparatos del gimnasio, a la arena de la playa, al pellejito de la carne que rellena la empanada, a dar y/o recibir sexo oral :-Yo? Jamás! Estás loc@! Jamás lo haría si no es porque me lo piden!... tragármela? Nunca!. – No, yo tampoco lo pediría, guácala! (si, como no!).

Ese asco, nos hace parecer más cult@s y mejor educad@s y por lo tanto, merecedores de una pareja de igual o mejor status social. Mientras le tengamos más asco a más cosas, mejor calificados estaremos como buenos partidos, en el mercado de las conquistas y las relaciones duraderas. Es así.

Entonces, si quieres levantarte un buen partido, debes ir por la vida pregonando tus ascos y grimas: a las uñas de los pies, a la gotita de sudor, a las cucarachas, a los piojos de la primita, a tomar del vaso donde ha tomado alguien más, o a usar los zapatos comunitarios que se alquilan en el bowling. En fin, a cualquier cosa babosa, viscosa, hormigueante o tan anormal y visceral como nosotr@s mismos y nuestro propio cuerpo, pleno de orificios, líquidos y oscuridades.