7.10.2006

TRADICIÓN ORAL

Siendo esta la edición sesenta y nueve, no hay mejor excusa para hablar de la oralidad y de todo lo relacionado con nuestras habilidades lingüísticas. Y es que habría que hacerle un homenaje a la lengua y a todos lo que podemos lograr con ella, pues como dice Ángeles Mastreta en alguna parte: “a lo mejor (…) sale del sitio mismo que guarda los deseos…”

Terreno árido para algunos (cuando más bien debería ser húmedo), el sexo oral siempre constituye una experiencia placentera y rica en sensaciones, tanto para el que da como el que recibe. De hecho, según encuestas realizadas recientemente, los venezolanos somos muy proclives a este tipo de encuentro, incluso cuando no forma parte de otras etapas del acto, sino más bien constituye el acto en sí mismo, sea como forma de controlar embarazos (y no enfermedades transmitidas sexualmente), o porque simplemente las circunstancias no permiten llegar más lejos.

Esto demuestra nuestra evolución desde la pacatería que otorgaba a la orogenitalidad, en todo Occidente, un matiz de perversión, crueldad y pecado. A diferencia de nuestros hermanos asiáticos, que siempre la han considerado normal, mucho más, si se tienen en cuenta, las virtudes naturales y sobrenaturales que siempre se han atribuido al fluido vaginal y al semen, proveedores y creadores de la vida misma.

Para sorpresa de algunos, que creen que es una especie de humillación para el que ofrece este homenaje, estaría mejor cambiar el punto de vista. Algunos consideramos que una felación o un cunilinguo bien hecho, no solamente constituye un homenaje al cuerpo del otro, sino que nos otorga poder sobre el manejo y la cantidad de placer que obtiene el contrario, y la verdad no se nos ocurre una sensación más poderosa y vigorizante que esa.

Reconozcamos los saberes de la lengua, el profundo conocimiento que puede llegar a tener de algunos rincones del cuerpo amado. que ni su propio dueño es capaz de mirar. Las destrezas que logra obtener después de mucha práctica y ganas de explorar recovecos, y lugares guardados, oscuros y palpitantes, .