12.04.2006

PURO TEATRO

Uno de los asistentes a la sesión de confesiones, que se organizó de improviso, tuvo que levantarse de su silla para dar una vuelta. Los demás miembros del sexo masculino, ocultaron con mejor disimulo su asombro, pensando en quién había sido el responsable de tan incómoda sesión de preguntitas, cuando veníamos tan bien hablando de Chávez.

El mexicano, claro, será por extranjero y porque no le importa nada, fue quien formuló la temible pregunta, con un dejo de susto en la voz: Y ustedes las mujeres… fingen?

A lo que las presentes, ya relajadas por tanto trago e infidencias que iban y venían desde hacía rato, sobre juguetitos sexuales y diversas técnicas, respondieron con un rotundo SI!

Los hombres se aflojaron la corbata si la tenían, y si no la tenían hicieron el gesto, como para liberar el camino en sus gargantas cuando tragaron grueso mientras les caía la locha. Otros, voltearon asombrados a mirar a su pareja, la que tenían al lado, que en su más perfecta inocencia, pasaba a la siguiente pregunta, sin tener el cuenta el peso pavoroso de la afirmación que acababa de hacer en coro, con las demás chicas que participaban en la conversación.

Todas, todas admitieron fingir. Y todos, todos, no pudieron contener la indignación ante tal mentira sostenida por tanto tiempo, pensando además en la cantidad de mujeres caminando por el mundo fuera de esta pequeña sala, que habían fingido, fingen y fingirán orgasmos.

Y ellos de bolsas que cayeron ante todas y cada una de las actuaciones magistrales de estas actrices postuladas al Oscar. Ninguno lo creía. Todos se negaron a aceptarlo. Hay cosas que es mejor no saber.

Ellas intentaron suavizar el asunto: Tampoco es tan grave, decían, si igual lo disfrutamos, y no siempre es fácil llegar al orgasmo, pero como para ustedes es importante, entonces fingimos… ellos no querían entender, se revolvían en sus sillas heridos de muerte en su orgullo masculino de machos proveedores de todos lo necesario, incluyendo el placer. Algunos, evasivos e incrédulos, pedían cambiar el tema, otros querían indagar más ante la severidad del descubrimiento que acababan de hacer. Todos, se quedaron pensando en la preguntita como tres días más… después lo olvidaron y volvieron a sus vidas normales y a los convincentes orgasmos teatrales que provocaban en sus mujeres.